Durante la sobremesa con unos amigos salió un tema que tiene el sello de irracionalidad por dónde se le vea. ¿Por qué seguimos evitando los focos ahorradores?
Es un hecho que la tecnología nos permite dejar de depender de los viejos focos de 100 watts para iluminar un cuarto, ya que hoy es posible hacerlo con menos de 7 watts con un foco led. No es necesario hacer muchos cálculos para darse cuenta que los focos led ahorran una cantidad increíble de energía al ser comparados con los focos ahorradores o los focos convencionales, lo que debería volver muy sencilla la decisión de compra; seguramente la mayoría de las personas estarían de acuerdo en comprar un foco led por encima de las otras opciones. Pero ¿por qué al estar frente a un anaquel con las 3 opciones de focos disponibles seguimos (la mayoría de las personas) alejándonos de la compra de los focos más ahorrativos?
Es un hecho que la tecnología nos permite dejar de depender de los viejos focos de 100 watts para iluminar un cuarto, ya que hoy es posible hacerlo con menos de 7 watts con un foco led. No es necesario hacer muchos cálculos para darse cuenta que los focos led ahorran una cantidad increíble de energía al ser comparados con los focos ahorradores o los focos convencionales, lo que debería volver muy sencilla la decisión de compra; seguramente la mayoría de las personas estarían de acuerdo en comprar un foco led por encima de las otras opciones. Pero ¿por qué al estar frente a un anaquel con las 3 opciones de focos disponibles seguimos (la mayoría de las personas) alejándonos de la compra de los focos más ahorrativos?
A pesar de los evidentes beneficios de los focos led, existe un fenómeno muy curioso cuando la decisión de comprarlo pasa de ser tomada en una sobremesa a ser tomada frente a un anaquel. La electricidad, a diferencia de la mayoría de los bienes de consumo, es un bien abstracto que no podemos tocar o sentir, y que consumimos de forma tan natural que para la mayoría se vuelve un costo casi oculto. ¿Cómo comparar la diferencia entre 7 y 100 watts? Al momento de estar frente a la decisión de compra, 7 watts y 100 watts es una diferencia relativamente intangible que no justifica el gastar 10 veces más por un foco.
Recordemos que todos pensamos positivamente sobre el futuro y tenemos la intención de ahorrar energía y dinero. Por esta razón, en una sobremesa resulta natural comprar un foco led, ya que estaremos invirtiendo dinero para ahorrar en nuestros futuros recibos de luz. Sin embargo, en el presente al estar ante la decisión de compra no lo hacemos, porque pagar diez veces más por un foco puede parecer demasiado; aún más cuando estamos buscando ahorrar en algo que no podemos sentir ni medir fácilmente. Esto sin mencionar el impacto que tienen los focos convencionales en el consumo de energía global.
¿Qué podemos hacer para vencer este acto irracional sin volcar carretonadas de dinero en campañas de concientización sobre el mal uso de energía? La forma más sencilla de lograr que los consumidores superen la irracionalidad de seguirse inclinando por los focos ineficientes es haciendo que la energía se vuelva un bien tangible para el consumidor. Es decir, que cuando Carlo Irracional llegue al anaquel de compra, la diferencia de 7 watts y 100 watts sea una diferencia que pueda entender, comparar y que le permita apreciar el ahorro. Esto puede generar un incentivo para hoy desembolsar diez veces más y ahorrar mañana.
Nuestros colegas del Danish Nudging Network publicaron un estudio enfocado a incrementar la venta de lavadoras ahorradoras en Noruega. Para lograrlo simplemente agregaron una estampa informando sobre el impacto que la máquina tendría a largo plazo en la cuenta de energía del comprador, haciéndola más atractiva económicamente aunque costara más que las otras lavadoras.
Si Carlo Irracional pudiera comparar que el costo de una hora de operación de un foco led es de $0.70 mientras que una hora de operación de un foco de 100 watts es de $10, ¿crees que Carlo seguiría siendo Irracional?
Recordemos que todos pensamos positivamente sobre el futuro y tenemos la intención de ahorrar energía y dinero. Por esta razón, en una sobremesa resulta natural comprar un foco led, ya que estaremos invirtiendo dinero para ahorrar en nuestros futuros recibos de luz. Sin embargo, en el presente al estar ante la decisión de compra no lo hacemos, porque pagar diez veces más por un foco puede parecer demasiado; aún más cuando estamos buscando ahorrar en algo que no podemos sentir ni medir fácilmente. Esto sin mencionar el impacto que tienen los focos convencionales en el consumo de energía global.
¿Qué podemos hacer para vencer este acto irracional sin volcar carretonadas de dinero en campañas de concientización sobre el mal uso de energía? La forma más sencilla de lograr que los consumidores superen la irracionalidad de seguirse inclinando por los focos ineficientes es haciendo que la energía se vuelva un bien tangible para el consumidor. Es decir, que cuando Carlo Irracional llegue al anaquel de compra, la diferencia de 7 watts y 100 watts sea una diferencia que pueda entender, comparar y que le permita apreciar el ahorro. Esto puede generar un incentivo para hoy desembolsar diez veces más y ahorrar mañana.
Nuestros colegas del Danish Nudging Network publicaron un estudio enfocado a incrementar la venta de lavadoras ahorradoras en Noruega. Para lograrlo simplemente agregaron una estampa informando sobre el impacto que la máquina tendría a largo plazo en la cuenta de energía del comprador, haciéndola más atractiva económicamente aunque costara más que las otras lavadoras.
Si Carlo Irracional pudiera comparar que el costo de una hora de operación de un foco led es de $0.70 mientras que una hora de operación de un foco de 100 watts es de $10, ¿crees que Carlo seguiría siendo Irracional?